Sangre en los mocasines, el asesinato de Maurizio Gucci.

by Maje Pérez-Ramos

Tras All the money in the world y su repaso a la familia Getty, Ridley Scott tira una vez más de las tribulaciones de la jet-set para su nuevo proyecto, House of Gucci. La cinta, actualmente en rodaje, se centra en la turbulenta historia de la dinastía Gucci, en la que destaca el asesinato de Maurizio Gucci, que conmocionó a Italia en 1995.
El guión se basa en el libro de Sara Gay Forden de sugestivo título The House of Gucci: a sensational story of murder, madness, glamour and greed. Adam Driver interpreta al mencionado Maurizio y nada menos que Lady Gaga a la que fue su esposa, Patrizia Reggiani. Los hechos a los que nos referimos, con los que se desayunaron los italianos y el mundo entero la mañana del 27 de marzo de 1995, fueron los siguientes:
Maurizio Gucci, de 46 años, nieto del fundador Guccio Gucci y por entonces presidente de la  compañía, había sido asesinado a tiros a las 08.30h de la mañana cuando se disponía a entrar en la sede de la empresa en Milán. No por casualidad, todas las miradas se volvieron rápidamente a su ex-mujer, Patrizia, de quien se había divorciado en 1990 y con la cual no había conseguido sellar la paz.
Los años 80 y 90 estuvieron marcados por las ambiciones de los descendientes de Guccio, que se disputaban entre sí el control de la empresa. Las crecientes tensiones arruinaron las relaciones personales de los miembros de la familia, entre ellas el matrimonio de Maurizio y Patrizia. Parece ser que, cinco años después del divorcio, ella no había superado la ruptura, el no ser ya la “Signora Gucci” o que él la hubiera abandonado por una mujer más joven con la que iba a casarse.
Ni el sentido común (no tan común, después de todo…) ni el hecho de tener dos hijas con él pudieron impedir que Patrizia concibiera un insensato plan para vengarse de Maurizio, cuyos detalles parecen sacados de una película de Almodóvar: ayudada por su echadora de cartas de confianza, que actuó de intermediaria, había contratado los servicios de un sicario de medio pelo, que ejecutó el crimen. Tras una breve investigación la policía italiana halló varias evidencias que relacionaban a Patrizia con los autores materiales del crimen, y ella acabó confesando haberlo orquestado todo.
La ex-señora Gucci pasó dieciocho años en la cárcel, en donde, según una entrevista concedida a The Guardian en el 2016 se dedicó a dormir mucho, a cuidar de sus plantas y de su hurón, Bambi. A día de hoy, Patrizia Regianni lleva un perfil bajo y vive cómodamente gracias a algunos acuerdos económicos logrados con Gucci. No obstante, aún salta a la palestra de vez en cuando: contactada por la prensa italiana en relación a la película que se está rodando sobre su caso, declaró sentirse ofendida porque Lady Gaga no  haya querido conocerla para profundizar sobre la historia y los detalles de su personaje.
Hay que reconocer que esa entrevista sería oro puro. Imagino sin dificultad a Stefani Germanotta (a.k.a. Lady Gaga), toda rubio platino, tacones y pestañas postizas, cómodamente instalada en el salón de Patrizia Reggiani, merendando café con pastitas. Me parece verla, poniendo cariñosamente una mano sobre la de la ya anciana señora, mientras le susurra aquellas palabras que ya dijera “Mama” Morton en Chicago (2002): “No busques excusas, cariño; nunca se asesina a un hombre si no es para darle su merecido”.

Para saber más:
House of Gucci, a Sensational Story of Murder, Madness, Glamour and Greed. Sara Gay Forden (Custom House, 2002)
Gucci Wars: How I Survived Murder and Intrigue at the Heart of the World’s Biggest Fashion House. Jenny Gucci (John Blake Publishing Ltd, 2009)

Imagen: Gucci

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