Lanvin, la marca que nació del amor

by Maje Pérez-Ramos

En su 131 aniversario, Lanvin, la marca de moda en activo más antigua de Francia, se enfrenta a un futuro incierto. Tras varios años marchitándose, Bruno Sialelli, su director creativo desde el 2019, parece haberla encauzado de nuevo por la senda del crecimiento, si bien aun está muy lejos de las cifras que alcanzó en su día Alber Elbaz, y la crisis sanitaria no debe haber ayudado.

La historia de la maison comienza con Jeanne Lanvin, su fundadora (París,1867- París, 1946). Según Lanvin, Jeanne fue la mayor de once hermanos, y desde muy pronto hizo gala de una gran independencia y fortaleza de carácter. Con trece años empezó a trabajar  en una sombrerería del Faubourg Saint-Honoré como chica de los recados y gracias a su determinación pronto se convirtió en aprendiz. Propulsada por su talento y creatividad, a los veintidós años abría su propio taller de sombreros con gran éxito.

En 1897, fruto de su primer matrimonio, nacía su hija Marguerite, el gran amor de su vida. Gracias a ella, la marca había de tomar un nuevo rumbo: Jeanne se complacía en diseñar las prendas más bellas y sofisticadas para su pequeña y estas atrajeron la atención de sus clientas. Así comenzó la trayectoria de Lanvin en la moda, diseñando ropa infantil inspirada por Marguerite. De ahí pasó a crear conjuntos coordinados para madres e hijas y, finalmente, a la alta costura. El vínculo entre Jeanne y Marguerite ha quedado reflejado para siempre en el emblema de la casa, un dibujo de Paul Iribe titulado “La mère et l’enfant”, basado en una fotografía de ambas en un baile de disfraces (ver galería de imágenes).

En las décadas siguientes Jeanne Lanvin fue afianzando y ampliando su imperio: prendas deportivas, línea de caballero, pieles, perfumes, hogar, etc. hasta su muerte en 1946. Las claves del estilo Lanvin que han llegado a nuestros días son esta especialización en moda infantil, la maestría en el uso del color y los ornamentos (bordados, cintas, perlas, cristales…); el llamado azul Lanvin (inspirado, parece ser, por las obras de Fra Angelico) y una silueta particular, el robe de style, que la firma popularizó en los años 20.

Tras la muerte de Jeanne Lanvin, la firma continuó su marcha bajo la dirección de su hija y, más tarde, de otros miembros de la familia. A pesar de contar con grandes diseñadores como el español Antonio del Castillo en los años 50 y Claude Montana en los 90, su brillo iba extinguiéndose poco a poco.

En el 2001 la marca fue adquirida por el grupo inversor Harmonie S.A. dirigido por Shaw-Lan Wang, una millonaria taiwanesa. Alber Elbaz fue nombrado director artístico global de Lanvin y con él la firma resurgió de sus cenizas. Según el artículo de BOF Can anyone save Lanvin now?, Elbaz se las arregló para convertir Lanvin en una marca estrella conocida por sus valores femeninos y sus impecables vestidos de cocktail. “No sólo fue un maestro en el diseño sino que ademas aportó un raro sentido de la gestión del negocio y grandes aptitudes para construir equipo”. Además, la línea masculina, bajo la dirección de Lucas Ossendrijver desde el 2005 al 2018, proporcionó buenos resultados y alguno éxitos muy sonados como las Urban Sneakers con puntera de charol o el nombramiento de Lanvin como sastre de cabecera del Arsenal F.C.

A raíz de una serie de desavenencias con Shaw-Lan Wang, Elbaz abandonó Lanvin en el 2015. Le sucedió, primero, Bouchra Jarrar y después Oliver Lapidus,  cada uno más breve que el anterior y nombrados por Wang unilateralmente. Ambos consolidaron el declive de resultados que ya se vislumbraba en la etapa final de Elbaz. Finalmente, en el 2018, Wang vendía el 80% de un Lanvin en serios apuros al conglomerado chino Fosun, quien se aprestó a nombrar un CEO de la cantera LVMH e inició la búsqueda de un director creativo global que relanzara la marca una vez más.

El elegido fue Bruno Sialelli, un joven diseñador francés curtido a las órdenes de Jonathan Anderson en Loewe, en donde era responsable del RTW masculino. Desde su llegada en el 2019 sus colecciones han tenido una buena acogida por parte de la crítica; si bien en sus comienzos se le reprochó estar demasiado influido por el espíritu de Loewe, ha evolucionado gradualmente a un estilo más femenino y en línea con el savoir-faire de la casa. Las ventas parecen respaldar su trabajo, aunque el Lanvin de hoy está a años luz de aquel que amasó 235 millones de euros en ingresos en el 2012 bajo la batuta de Elbaz. Sialelli, no obstante, parece tener un fino olfato para combinar el ADN de Lanvin con la estética y las referencias culturales que seducen al consumidor de hoy. Se ha propuesto reforzar la línea de accesorios, imprescindible para plantar batalla en el mercado del lujo actual y ha recuperado un estampado con las iniciales JL creado en los 70 por Jules-François Crahay, en un discreto giro hacia la logomania imperante. Después de unos años oscuros el futuro parece prometedor  para Lanvin pero sólo el tiempo dirá si la estrategia de Sialelli da resultado o no.
Imagen: @lanvinofficial

Jeanne Lanvin, "Madame", como la llamaban sus empleados, en su despacho de París con una modelo. Jeanne Lanvin and a mannequin, 1935 - © New York Times/Rea Imagen: lanvin.com
Marguerite di Pietro y Jeanne Lanvin; el logo que Iribe diseñó. Foto: (izquierda) © Lanvin Heritage; Mary Evans / Jazz Age Club Collection/Everett Collection Imagen: vogue.com
Uno de los looks coordinados para madres e hijas que hicieron célebre a Lanvin. "La Fête est Finie - Robe d'organdi et robe de petite fille, de Jeanne Lanvin," plate 30 from Gazette du Bon Ton, Volume 1, No. 4 Museum of Fine Arts, Boston.
Vestido de noche, Lanvin, SS1923. Metropolitan Museum of Art, New York.
Vestido "Cyclone". Lanvin, 1939. Metropolitan Museum, New York.
Uno de los looks de Alber Elbaz para el desfile de Primavera 2012. Imagen:vogue.com
Otra creación de Elbaz. Lanvin, Resort 2014. Imagen: vogue.com
Uno de los looks de Sialelli para Lanvin SS 2020, aun con cierto regusto a Loewe. Image: vogue.com
En el desfile SS WRTW 2021 Sialelli parece haber encontrado ya su propia voz, actualizando sabiamente las claves del estilo Lanvin: silueta robe de style, bordados, femininidad. Image: vogue.com

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