Iconos inusuales de la moda: Dita Von Teese

by Maje Pérez-Ramos

“Tengo mi propio look característico y me aferro a él, porque es 100% yo y  100% de mi creación. Puede que con eso sólo tenga un truco, pero es uno bueno.”

– Dita Von Teese

En un mundo en que las tendencias de moda se suceden a vertiginosa velocidad, la actitud de Dita Von Teese tiene mucho de rebelde. Las modas vienen y van pero, década tras década, Dita sigue siendo Dita.

Gracias a su amistad con pesos pesados de la industria (Christian Louboutin, Jean Paul Gaultier, Marc Jacobs…) ella ha llevado con éxito la Alta Costura al terreno del strip-tease. Desde los escenarios y las alfombras rojas vive su particular idilio con la moda, sin ser nunca víctima de la misma. Ajena a los caprichos de una temporada, con ese estilo neo-vintage que ya forma parte de su ADN, Dita sólo es fiel a sí misma.

Como dice la nota biográfica de su página web, Dita Von Teese es el nombre más destacado en el burlesque a nivel mundial. A ella se atribuye haber devuelto su importancia a este arte con un nuevo sentido de elegancia y sofisticación. Nacida en el poco glamouroso estado de Michigan, la pequeña Dita creció fascinada por la estética del Hollywood dorado. Merced a no se sabe qué circunstancias que poca importancia tienen ya, de mayor decidió dedicarse profesionalmente al strip-tease.

Desde sus comienzos en 1992 ha ido destilando su fórmula secreta a base de profesionalidad y autenticidad: su formación en ballet clásico, su talento para el diseño de vestuario, su pasión por  la lencería…con todo ello ha elevado este género, que languidecía como refugio de fetichistas, a la categoría de producto de lujo; el neo-burlesque de Dita es un espectáculo de strip-tease al que asistir con la cabeza bien alta. Glamouroso, elegante y contenido, es una celebración del erotismo vintage y de un ideal de belleza y feminidad que aún resuena en la mente de muchas mujeres. No es coincidencia que ellas constituyan la mayoría de su público a día de hoy.

En una entrevista concedida a Vogue en 2016 decía “una de las razones por las que empecé a hacer shows de burlesque y posados pin-up fue porque no encontraba modelos modernos de sensualidad con los que identificarme, porque yo no parezco una modelo de Victoria’s Secret (…) El burlesque tiene esta idea de creación: el pintalabios rojo, las uñas de rojo, los tacones altos, las medias negras, las ligas que acentúan o esconden cosas que quizá no nos gustan sobre nosotros. Los corsés, que realzan la cintura. Son estos símbolos de transformación con los que todos nos podemos identificar y que todos podemos crear si queremos. Nunca hay nada abiertamente sexual en el escenario pero aun así es erótico. Es la combinación de todas estas cosas la que lo hace mágico.”

Cuando se baja de las copas gigantes (su número más legendario), Dita es CEO de su propia marca: líneas de ropa, lencería y guantes; velas y perfumes; libros, bisutería, pañuelos… la lista sigue y sigue, pero viene a demostrar que la autenticidad vende. Sin embargo, es su perfil como celebrity lo que más llama la atención: en este mundo en el que las estrellas sacan el dedo a los paparazzis mientras sorben sus Starbucks por las calles de Los Angeles, ella es una rara avis. Siempre fiel a su imagen, cortés y discreta. En su cuenta de Instagram la promoción de sus productos alterna con homenajes a las estrellas del burlesque, mensajes de inclusividad, sus amigos, su equipo y sus gatos.

Tiene gracia que, después de casi treinta años satisfaciendo profesionalmente impulsos fetichistas, haber hecho cine para adultos y ser tres veces portada de Playboy (entre muchas otras), Dita tenga más elegancia y saber estar que las celebrities más prometedoras de hoy. Claro que, después de despertarse al lado de Marilyn Manson durante siete años, poco la sorprenderá ya… Dita habrá visto cosas, de eso podemos estar seguros.

Para saber más:

Imágenes: @ditavonteese

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