Raíces de la moda: Schiaparelli, Alta Costura alternativa

by Maje Pérez-Ramos

Schiaparelli acabó el 2021 convertida en la marca de las celebrities más influyentes (¿quién no recuerda a Bella Hadid y su “collar de pulmones” en el festival de Cannes?) y el desfile de este lunes en el Petit Palais ha consagrado a la firma parisina como la gran revelación de la Alta Costura.

Pero ¿cuál es la historia de esta misteriosa maison que, tras varias décadas de letargo, ha despertado para volver a poner de moda el surrealismo?

Tras las huellas de Elsa

Schiaparelli inicia su andadura en los años 20, fundada por la italiana Elsa Schiaparelli. Elsa nació en el palazzo Corsini en Roma en 1890, en una ilustre familia de nobles y académicos. Desde pequeña había mostrado una gran curiosidad intelectual y tendencias un tanto extravagantes. Cuando, tras un tormentoso matrimonio fallido en Londres, llega a París con su hija Gogo, su amiga Gabrièle Buffet-Picabia la introduce en el ambiente de los dadaístas (algunos de los cuales evolucionarían más tarde al surrealismo). Juntas frecuentaban el atelier del modisto Paul Poiret, y fue la creatividad del ambiente parisino (así como la necesidad económica) la que impulsó a Elsa a producir sus primeras prendas en 1927. Sus jerseys con trampantojos fueron un éxito inmediato y pusieron en marcha su inagotable imaginación y sentido comercial. En los años siguientes, Elsa se aprestó a crear más líneas de prendas de vestir, sombreros, fragancias, joyas…

Si bien las primeras colecciones son más bien clásicas, ya se adivina en ellas una forma de hacer moda que se resiste a amoldarse a los convencionalismos estéticos (no en vano se la compara con Miuccia Prada a menudo).

A pesar de que colaboró con artistas durante toda su carrera, desde los años 30 su nombre queda ligado para siempre al movimiento surrealista, debido a su amistad con Salvador Dalí, con quien trabajó en numerosos proyectos de la firma. Con él, la estética Schiaparelli adquirió matices oníricos, absurdos. El chic surrealista había llegado: el sombrero con forma de zapato, el vestido langosta, el estampado de papel de periódico, las gafas que rodean los ojos de unas enormes pestañas de celofán, joyas con forma de insectos gigantes…

Aparte de por llevar el surrealismo a la moda y conquistar a celebrities como Wallis Simpson o Mae West, Elsa también es recordada por introducir un color en particular, que ella bautizó como Shocking Pink y que hoy conocemos con otros nombres como fucsia o Hot Pink. Con él plantó cara a los sobrios looks en blanco y negro de Coco Chanel, su gran rival de entonces.

Durante la Segunda Guerra Mundial la firma continuó operando y al finalizar el conflicto exploró nuevas vías de negocio en Estados Unidos, a través de la venta de licencias para sus diseños de gafas o lencería. Sin embargo, fue el principio del fin: Elsa vio que su firma iba perdiendo terreno frente al empuje de otras marcas y del prêt-à-porter y en 1954 la maison cerraba sus puertas para siempre. O eso parecía…

Schiaparelli hoy

En el 2006, el empresario italiano Diego Della Valle compró a Arnaud de Lummen, el especialista en “Bellas Durmientes” del mundo de la Moda, todos los derechos sobre la marca Schiaparelli, desde sus archivos a toda la propiedad intelectual. En el 2012, compró también el mismo local en el que trabajó Elsa, el 21 de la Place Vendôme de París, y el negocio volvió a la vida. Como suele suceder, los primeros pasos del reboot Schiaparelli fueron un tanto vacilantes: varios directores creativos pasaron sin pena ni gloria hasta que el americano Daniel Roseberry llegó en el 2019 y dio con la fórmula del éxito. 

Las creaciones de Roseberry tienen un punto sexy y ochentero, que mira a Mugler, Gautier y Montana. Con él, el surrealismo se ha vuelto más solemne y barroco, más glamouroso y menos humorístico. El oro parece ser el hilo conductor de sus colecciones: oro en máscaras, corazas, pezoneras, joyas para el rostro, etc. Es un nuevo surrealismo, lujoso e inquietante, con múltiples referencias históricas y culturales y a menudo inspirado en la naturaleza (órganos humanos, dientes, insectos, huesos…)

Roseberry aporta un elemento propio al ADN de la marca. Como explicaba a Tim Blanks en el podcast de Business of Fashion, él no quiere limitarse a reinterpretar una y otra vez los códigos visuales de Schiaparelli sino que, antes de diseñar, se pregunta, ¿qué haría Elsa hoy? Adaptarse al sistema de trabajo de la Alta Costura no fue fácil, dice, pero ha aprendido a amar este modelo de negocio. Su último desfile ha confirmado el éxito del Schiaparelli del siglo XXI: más escultural, más bañado en oro, más Daliniano, más Haute Couture que nunca. Roseberry era este lunes el rey de París y su Schiaparelli mira al futuro con confianza. Este año la firma lanza su primera colección de prêt-à-porter y planea expandir sus canales de venta. Veremos si consiguen que el surrealismo llegue a las calles.

Para saber más:

  1. Schiaparelli, donde se puede consultar una cronología con la historia de la firma, sus creaciones más importantes y los artistas que trabajaron con ella.
  2. Shocking Life, la autobiografía de Elsa Schiaparelli
  3. BoF podcast: Daniel Roseberry sobre el desafío Schiaparelli.
  4. Dressed podcast, The History of Fashion: Elsa Schiaparelli.

Imagen: @schiaparelli

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