El renacer de La Samaritaine y el incierto futuro de los grandes almacenes

by Maje Pérez-Ramos

Bernard Arnault, presidente de LVMH, se ha propuesto deslumbrar al mundo una vez más con su última aventura, el relanzamiento de los almacenes parisinos La Samaritaine, en funcionamiento desde el pasado 23 de junio. 

En un mundo que aún lucha por emerger de la pandemia, en el que el comercio en tienda física está en crisis y donde muchos opinan que el modelo de negocio de los grandes almacenes tiene los días contados, Monsieur Arnault no teme nadar a contracorriente. Es por ello que el grupo francés ha invertido nada menos que 750 millones de euros en la restauración y acondicionamiento de La Samaritaine, situado en el Primer Arrondissement de París, mirando al Pont Neuf.

La misión, heroica y arriesgada, parece sin embargo, cortada a la medida de LVMH, especializados como están en insuflar nueva vida a las maisons más polvorientas y trasnochadas. Si alguien puede resucitar a este histórico negocio, sin duda son ellos.

La Samaritaine nació como una pequeña tienda de barrio fundada en 1869 por Ernest Cognacq y su esposa Marie-Louise Jaÿ. La pareja aplicó los principios comerciales del entonces innovador establecimiento Le Bon Marché: precios fijos, garantías de cambios y devoluciones, amplio surtido de productos, etc. Gracias a su visión de negocio, La Samaritaine fue creciendo durante el resto del siglo XIX y el espectacular edificio que los arquitectos Jourdain y Sauvage le diseñaron en 1900, la consagró como los almacenes más elegantes de París, así como una de las joyas del Art Nouveau y el Art Déco francés. El negocio comenzó a decaer en los años 90 y entre el 2001 y el 2010, LVMH lo adquirió en su totalidad. Tras casi veinte años de restauraciones, negociaciones con las autoridades francesas y, para colmo, una pandemia que ha cortado el flujo de turistas, el proyecto es ya una realidad y La Samaritaine brilla con más fuerza que nunca. 

Según el artículo de Laure Guibault para Vogue Business, The LVMH game plan for La Samaritaine, la empresa DFS, minorista de viajes perteneciente a LVMH, es la encargada de operar el nuevo espacio de 20.000 metros cuadrados, poniendo especial énfasis en la experiencia de compra.“Era importante hacer una tienda que nos diferenciara, dado el medio competitivo de París, así que concebimos un lugar para vivir y pasear”, declaraba a la revista Eléonore de Boysson, presidenta de DFS para Europa y Oriente Medio.

En la misma línea, Benjamin Vuchot, presidente y director general de DFS, afirmaba “en un mundo en el que el comercio está atravesando un tremendo cambio, tenemos que encontrar nuevas soluciones. De ahí la comida y la bebida, el spa, la peluquería, etc. Nos esforzamos por apartarnos del aspecto puramente transaccional”.

Continúa diciendo el artículo que, en efecto, la fusión de moda y comida es central para la experiencia de tienda. Existen doce conceptos de restaurante, como Street Caviar, que combina street food y caviar, concebido por Maison Prunier, y Dînette, de Dalloyau, que ofrece snacks en formato casa de muñecas en la planta de moda para mujer. Está también L’Exclusive, ofreciendo bollería en la planta de belleza. Los restaurantes están ubicados estratégicamente por toda la tienda. “Es lo que los consumidores quieren hoy, un paseo. Creo que las plantas de alimentación están anticuadas”, dice De Boysson. Ante las inevitables comparaciones con Harrod’s, La Samaritaine vende estilo de vida francés en su más pura esencia, y con ello pretende enganchar a turistas y parisinos por igual. 

Como decíamos al principio, el modelo de negocio de grandes almacenes no pasa por su mejor momento, y esto ya antes de que el COVID-19 hiciera su aparición, valgan como ejemplo las bancarrotas de Barneys New York en 2019 y Neiman Marcus en 2020 (si bien este último se ha salvado de la liquidación y continúa operando). En un interesante episodio de su podcast Fashion Law Network, titulado  Fall From Retail Royalty: Neiman Marcus, la abogada especializada en Derecho de la Moda Kasia Zebrowska-Trauben aludía al impacto del e-commerce e, incluso, a factores demográficos y sociológicos, como la disminución de la clase media como grupo socioeconómico, para explicar esta tendencia. En España, el máximo exponente de este modelo comercial es, naturalmente, El Corte Inglés. Coincidencia o no, en la última Junta General de Accionistas, se anunció un nuevo plan estratégico para la empresa, que se centra en desarrollar otras vías de negocio que no son el retail. En este sentido Víctor del Pozo, consejero delegado, declaraba que El Corte Inglés se convertirá en un “ecosistema de servicios y negocios, donde las nuevas actividades (como operador de móviles, comercializador de energía, servicios de seguridad, etc.) tendrán un papel relevante”. Asimismo, como informaba Modaes en su artículo “El Corte Inglés busca nuevas salidas para su ‘brick’: alquiler a terceros, ‘dark stores’ y outlets”, en el último año ha realizado diversas operaciones para rentabilizar su patrimonio inmobiliario, como la venta o el alquiler de algunos de sus espacios, lo que parece indicar que la empresa necesita liquidez.

Veremos qué le depara el futuro a la flamante nueva Samaritaine; por lo pronto Benjamin Vuchot reconocía a Vogue Business que el negocio al principio será lento. “Sabemos que tenemos por delante 18 meses complicados. Esperamos una vuelta a un nivel de viajeros aceptable para mediados del 2022. Cuando los turistas vuelvan, La Samaritaine anticipa unos 5 millones de visitantes al año.” Para concluir, y en relación con la crisis general que viven los grandes almacenes, también hay que mencionar la llamada “gran bifurcación del comercio minorista”. Esta es una teoría a la que también se refería Kasia Zebrowska-Trauben en su podcast y, según la cual, en el escenario actual, los establecimientos llamados a prevalecer son de dos tipos: o bien los que se dedican a las gamas más altas del lujo, o, por el contrario, los que ofrecen los precios más bajos. Los negocios en la franja intermedia (como son la mayoría de los grandes almacenes) se verán con frecuencia en apuros para salir adelante. La Samaritaine, por su parte, con su decidida apuesta por el lujo más exclusivo, parece tener un brillante futuro por delante.

Imagen: @samaritaineparis

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